Nunca había soportado demasiado bien el dolor. Hay gente que sí, que está acostumbrada a tener achaques o limitaciones físicas y...en esos momentos deseé ser una de ellas.
Apreté los párpados esperando, por lo menos, no ver de dónde iba a venir el golpe...o la herida...o lo que fuera que...ese tarado iba a hacerme.
Esperé y esperé lo que me pareció una eternidad pero no sentí nada. ¿Mi cerebro bloqueaba lo que estaba haciéndome? Me sentí aliviada de que así fuera.
- Se puede saber qué pasa ahora- dijo como una pregunta.
Abrí los ojos aturdida y me encontré con su mirada azul.
- Estás como una regadera. ¿ Qué crees que voy a hacerte?
- No lo sé...Pero...-me armé de valor- Sea lo que sea, por favor...hazlo rápido...
Su mirada se tornó escéptica y divertida.
- De verdad que no me puedo creer que seas precisamente tú la que esté asustada...
- ¿ Eh...?
- Tú, la señora apocalipsis asustada. Me cuesta creerlo.
" Oh no...Ya estamos con el delirio otra vez..."
- ¿ Cómo me has llamado?...
- Ya sabes a lo que me refiero.
- No es por llevarte la contraria...Pero...No. Y si supiera por qué me estás haciendo ésto...no sé, pero tal vez...podría...Si supiera qué es lo que te he hecho de malo, podría...intentar...arreglarlo...- Por supuesto iba totalmente a ciegas con el tema, pero lo cierto es que parecía furioso conmigo por algo.
Escudriñó mi rostro con desconfianza.
- De veras no recuerdas quién eres, ¿eh?
- Sé quién soy...Lo que no sé es...Quién crees tú que soy...- Era arriesgado apretarle las tuercas pero de verdad que no sabía qué más hacer.
- Humm...Así que sabes perfectamente quién eres y crees...que estoy loco o algo parecido,¿no?
- Emm...Algo así, sí...
- Bien, pues...entonces no te importará decirme tu nombre.
- Claro que no.- ¿Era prudente decírselo y llevarle la contra?
- ¿Y bien?
- Me llamo...
- ¿Sí...?
Algo pasó en mi cabeza entonces. ¡Estaba completamente bloqueada! ¿Qué me pasaba?
- ¡Qué me has hecho!...-le acusé sin florituras. Algo no iba bien y sospechaba qu él tenía algo que ver en éllo.
-¿ Yo?- respondió divertido.
- ¿Me has hipnotizado o algo así?¡Qué le has hecho a mi mente!
- Nada de nada. Qué pasa, ¿no recuerdas cómo te llamas?
- ¡No!...
- Ahá. Por fin.
- ¡ Por fin qué!- ahora sí estaba aterrorizada- ¡Devuélveme la memoria!
Él rió quédamente.
-Yo no te la he quitado.
- ¡Sé que has sido tú!...
- ¿Estás segura? A dónde ibas.
- ¿Eh...?
- Cuándo compraste el billete y hacia dónde te diriges, a ver.
Me concentré todo lo que pude pero...¡no había nada...! Mi memoria no reaccionaba...
- Qué comiste ayer, o ésta mañana.
Empecé a sentirme mareada.
- Basta...
- ¿ Cuántos años tienes?
- ¡Basta!...
- ¿ Cuál es tu color favorito?
De repente la bombilla se encendió.
- ¡El rojo!...¡Es el rojo!...No, espera...- no estaba segura. El rojo me gustaba pero a la vez me daba como...grima y...
- Qué pasa.
Me deshice de sus manos y retrocedí. Él no me lo impidió.
- No puedo pensar contigo delante...No puedo...- la cabeza me daba vueltas y sentí náuseas- Yo...necesito...vomitar...
- No, no vas a vomitar.
- Voy a hacerlo...
- No lo compredes, Janna: Tú no puedes vomitar.
Le miré pasmada. ¿ Me había llamado...?
- ¿Janna?...- Y de sopetón ése nombre me encajó. ¿ Era el mío?...¡ Pero qué clase de pesadilla agustiosa estaba teniendo!...
- Tranquila. Dentro de unos instantes lo recordarás todo.
- ¿ Recordar qué...?...- Por fin me apoyé en la barra. " Dios mío...Qué me está pasando..."
- Todo: Quién eres, qué haces aquí, qué hago yo aquí...todo.- Su voz sonó tirste.
- ¿ Quién eres...?- Apenas podía sostenerme derecha.
Él se acercó y me ayudó a sentarme.
- Robert, pero...Tú ya me conoces, ¿ verdad?
Clavó en mí una mirada tan triste y tierna y tan compleja y llena de matices que me hizo pensar en que tal vez tenía razón.
- Pero quién soy no es lo más importante. Lo que debes intentar recordar es qué soy y por qué estoy aquí...
No hay comentarios:
Publicar un comentario