Translate

martes, 12 de febrero de 2013

Muérete mientras puedas ( I )

   No quise parecer una impresionable estúpida e ignorarle, de modo que me dirigí hacia él y le dije: "Buenas noches",´pero el ser no me respondió, aun que sí que me miró de reojo y con superioridad.  Éso me molestó.
    Saqué la lata dándole golpes a todo lo que pude para demostrar mi cabreo y me senté en uno de los incómodos taburetes fijos.   Ya lo sé...Tendría que haberme ido de allí, pero no le iba a dar también esa satisfacción. 
    Qué idiota... Yo, no él por supuesto.  Estaba clarísimo que le importaba una mierda lo que yo creyera o pensara de él.   Pero, tonta de mí, permanecí allí, dándole la espalda a propósito, para demostrarle que no me intimidaba su altiva presencia y que en el fondo, yo 'sabía' que no era un ser sobrenatural como aparentaba, que sólo era un tío un poco más guapo e interesante que la media- vale, bastante más que la media-, pero sólo un tío, aunque a mi romántico y fantasioso cerebro le gustara jugar a imaginar cosas, como al de la mayoría de mujeres solitarias y con una vida monótona.  No había ningún mérito especial en impresionar a alguien como yo.

    Y al cabo de unos tensos segundos, en los que me pregunté contínuamente porqué demonios seguía haciendo el imbécil ( de nuevo me refiero a mí y no a él), ocurrió algo inesperado:
    El tipo se levantó y fué a sentarse a mi lado.

-  Qué tiene que hacer uno para estar a solas...- dijo suspirando.

   Le miré como si fuera la primera vez que lo veía.  Lo cierto es que era tan guapo que mirarle de cerca parecía una especie de acto obsceno.

-  No sé.  Quizás viajar en coche- respondí desafiante.

   El tío rió entre dientes.

-  No te acuerdas de mí, ¿no?

   Ahora sí estaba sorprendida y seguro que mi bobo careto lo reflejó a la perfección.

-  Perdona pero...No tengo ni idea de quien...
-  No, ¿eh?...Ya.

   Fruncí el ceño extrañada.  ¿Intentaba cachondearse de mí?
-  ¿Qué quieres decir con ese 'ya'? No sé quién eres.
-  Ya, claro.
-  ¿Perdona?
-  ¿Siempre pides perdón al hablar?
-  No sé, dímelo tú.

   Él volvió a reír y después insistió:

-   No me reconoces.
-   Porque es la primera vez que te veo.  Es que...¿eres famoso a algo así?
-   No.
-   ¿Entonces?
-   Te estoy tomando el pelo.  Creí que te dabas cuenta.
-   ¿De... qué exactamente?
-   De que estoy bromeando, mujer.
-   Ahm.- No supe qué replicarle, lo juro. Estaba tan confusa como abrumada, como molesta.

   Rió con ganas y a mí sus carcajadas me sentaron como un patada en las tripas.

-   Vale.  Creo que me voy- dije poniéndome en pie.
-   De eso nada.
-   ¿Perdona?
-   ¿Vas a dejarme ahora que has conseguido mi atención?
-   Oye, que yo no quería conseguir tu atención.
-   Ya. Por eso me has saludado y has hecho el numerito de la ofensa con la máquina de bebidas.
-   Me he ofendido porque no has sido educado. Las personas...cuando tú saludas, ellas...- Humillantemente me perdí contemplando su sonrisa.
-   No te líes, que ibas muy bien.
-   ¡Pero bueno! Tú de qué vas...- Ahora sí que me estaba ofendiendo, ¿quién se creía que era? El tío más interesante de la Tierra o qué. Hice ademán de marcharme pero él me sujetó por el brazo.  Y de repente me sentí atrapada y asustada- ¡ Suéltame!
    En un segundo la situación tomó un cariz siniestro que debí haber previsto:  Una mujer sola, de noche y un desconocido con la palabra 'peligro' escrita en la frente... ¿Por qué narices no le hice caso a mi instinto cuando entré allí?
    Clavó sus ojos azul oscuro en los míos.
-   No.
    Forcejeé, pero fué inútil.  ¡Tenía mucha fuerza!
-   ¡Suéltame o grito!
-   Ya estás gritando, así que para qué.
-   ¡Socorro!
    El tipo se partió de la risa y yo no supe qué hacer...Le clavé un patadón en la espinilla, ¡pero no me soltó!  Aunque puso cara de palo, eso sí.
-   No te pases. 
-   ¡Que me sueltes!- chillé.
-   No hay nadie que pueda oírte en los vagones contiguos, grita cuanto quieras. No voy a soltarte hasta que te calmes.
-   No voy a clamarme hasta que me sueltes-  gruñí a la desesperada.

   El tío pareció calibrar mi respuesta antes de replicar divertido:

-   No te soltaré hasta que te sientes.
-   Pues no me sentaré hasta que te apartes.
-   Y yo no voy a apartarme.
-   ¡¡Socorro!!- chillé de nuevo con todas mis fuerzas.

   Puso cara de hastío.
-   No sigas por ahí.
-   ¡¡Suelta!!-  Intenté patearle la entrepierna pero, al estar sentado, no conseguí otra cosa que darle en el muslo.

    Sopló por la nariz más molesto que dolorido.
-   Me estás cabreando, en serio.
    Sentí cómo su mano me apretaba aún más  y sin pensar me lancé a mordérsela.
-   Basta- dijo como si regañara a un niño- Vas a hacerte daño.
    Le clavé los dientes hasta que me dolieron.
-   He dicho basta- exclamó amenazadoramente.
    Ante el poco efecto de mi mordedura desistí y le crucé la cara de un bofetón, que enseguida comprobé me dolió más a mí que a él.
    Ésta vez me lanzó una mirada furibunda y dijo con voz ronca:
-   Te estás pasando.  Como vuelvas a tocarme la cara te mato.

    Me quedé helada.  No sé si fué por su forma de mirarme o por las palabras pero, supe que hablaba en serio.  Y mi cuerpo se paralizó.

-   Y si... dejo de hacerlo...- aventuré casi sin aliento.
-   Humm...- Me observó un instante que me pareció una eternidad-  Me lo pensaré.-  Y sonrió de manera apabullante.

    Y fué en ese instante,que me dí cuenta de cuán peligroso era.  Nadie sonreía así en una situación como aquélla ...A no ser... que fuera un psicópata...

No hay comentarios:

Publicar un comentario